En los últimos años hemos visto numerosas iniciativas para proteger el valor del patrimonio cultural y social, ya sean bienes tangibles o intangibles, ya sean artísticos, históricos, arquitectónicos, arqueológicos, tradicionales, orales y otras categorías que puedan ser citadas. Sin embargo, la riqueza del patrimonio cultural es grande y los recursos para protegerlo son escasos, es necesario diseñar mecanismos innovadores para garantizar su conservación a largo plazo.

A nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Ciencia y la Cultura es responsable de salvaguardar los sitios naturales y culturales que son patrimonio común de la humanidad. Esto se hace a través del Centro del Patrimonio Mundial para el patrimonio natural y cultural. El patrimonio inmaterial está protegido por la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

A nivel nacional, la mayoría de los países tienen oficinas especializadas en el rescate y protección del patrimonio histórico, cultural y social. Estas organizaciones se enfrentan a grandes desafíos. Su trabajo es una carrera contra el tiempo para evitar la pérdida de valiosos bienes culturales y sociales. El dinero nunca es suficiente para rescatar todo lo que necesita ser rescatado, y las instituciones a menudo tienen que luchar contra la pasividad de una población que ha aprendido a delegar en el gobierno la responsabilidad de asegurar la conservación de su propio patrimonio.

Afortunadamente, esta situación está cambiando. Actualmente existen iniciativas privadas exitosas para rescatar el patrimonio social y cultural en muchos países. Me refiero a dos sitios que visité recientemente en la isla de Guadalupe en el Caribe francés. La primera es la “Maison de Zevallos”. Después de muchos años cerrado, este sitio patrimonial fue restaurado y abierto al público por una familia que atiende personalmente a los visitantes. El recorrido muestra el valor arquitectónico del edificio que data de principios de 1800, pero también rescata la historia de una finca azucarera cuya labor se basaba en la esclavitud.

La otra iniciativa es el Museo de Disfraces y Tradiciones de Guadalupe ( Musee de Costumes et Tradicions ). Dos profesores jubilados han traducido su pasión por la historia y los textiles en una forma de vida. Acompañado por un guía bien versado y en un corto plazo se puede hacer un recorrido por la historia de los vestidos tradicionales, donde telas, diseños y accesorios se combinan para dar una imagen completa de la evolución de los trajes tradicionales en las islas del Caribe.

Estos dos proyectos tienen muchos elementos comunes: familias con un profundo respeto por sus raíces y tradiciones que han hecho un compromiso para recuperar su identidad, y preservar los valores y la historia de la isla de Guadalupe. Pero sobre todo, han sido empresarios entusiastas que no dudaron en comprometer su capital privado para crear empresas responsables, que generen los recursos económicos necesarios para seguir protegiendo su patrimonio cultural, social e histórico. Así, estas familias nos han demostrado que la cultura y la historia son ingredientes básicos para crear negocios exitosos.

Es precisamente este tipo de empresa responsable, genuina, innovadora y rentable que Planet4People promueve, un modelo de negocio transformador que impacta positivamente la economía y la sociedad.

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